Piñatas mexicanas traen alegría a la Navidad en Nueva York

De esta casa salen una gran parte de las piñatas que se venden en Brooklyn durante la época navideña.

Eduardo y Carmen, llevan más de 12 años dedicándose a fabricar piñatas, elemento esencial de las posadas mexicanas

"Orgulloso porque pues yo nunca pensé hacer esto más que nada. Me decían, es un buen arte lo que tú estás haciendo, porque en realidad no sabía que es lo qué yo hacía", comenta Eduardo Romero, fabricante de piñatas.  

Las piñatas son hechas de papel maché, aunque en México se fabrican de manera diferente.

"La olla de barro nosotros la usábamos, casualmente, por esta temporada para hacer la piñata. Lo que se le pone es jicama, la caña, la mandarina, la nuez, cacahuate", explica Romero.

El proceso inicia con inflar un globo. Posteriormente, se le colocan unas 30 capas de periódico cubierto con engrudo.

Tras un día de secado, se recorta la cabeza, se les coloca un lazo, se les agrega un plato con diseños infantiles y posteriormente se les adhieren conos de cartón.

Al final se decoran con papel picado. En total tardan tres días para completar una piñata.

Eduardo y su esposa producen cerca de 200 piñatas a la semana.

Desde diseños tradicionales, hasta diseños con personajes favoritos como minion, o incluso Donald Trump ha sido una de sus creaciones.

Al día de hoy, esta familia vende piñatas a más de 50 supermercados y tiendas.

En un inicio, vendían sólo 10 piñatas por semana.

El matrimonio comenta que iniciaron el negocio por necesidad después de que Eduardo se quedó desempleado.

Al respecto, los cónyuges comentan:  "Lo agarramos como un juego, no creíamos que iba a ser un negocio con esto. Hubo fracasos y de todos modos yo seguí, seguí, no me di por vencido".

Pero al final de todo el proceso de creación, lo que más les duele es que sus creaciones terminan en la basura.

Como lo explica Carmen Palma: "Lleva mucho procedimiento para que en unos 10, 15 minutos ya está en la basura".

Las piñatas se han vuelto tan populares en Nueva York que durante todo el año se venden, lo cual hizo que Eduardo y Carmen tuvieran  que aprender nuevas técnicas de creación.

"Cuando nos pidieron el primer muñeco no sabíamos ni qué hacerle. Me puse a ver videos y de ahí sacar ideas y ponerlo en práctica", detalla Carmen.  

 

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