Ya sea oficiando misa, o entregando comida, Fabián Arias, el ángel argentino como muchos le llaman, sacerdote ordenado en la iglesia luterana y pastor de la congregación hispana de Saint Peter's Church en Manhattan, vive a diario sirviendo y compartiendo con los más necesitados en cualquier rincón de Nueva York.  

“Digo yo compartir, compartir es una palabra que me encanta, porque es una palabra compuesta, es compartir, es partir con, entonces uno puede partir permanentemente con el otro, no solamente lo poco o mucho que uno pueda tener, ¿no?”, dijo el sacerdote.

Lo que empezó como un viaje de estudios a sus 24 años, fue un parteaguas para saber que la comunidad latina lo necesitaba.  

“Y qué bueno, que vivían, como se dice, 'under the table', debajo de la mesa, como que eran invisibles", agregó Arias.

Esa espina de darles voz a los que no son escuchados lo devolvió a Harlem y así dedicar casi dos décadas a abogar por los derechos de los inmigrantes.  

“Momentos difíciles, momentos en los cuales estaba el presidente George Bush y había una política muy fuerte anti-inmigrante, fuertes redadas para poder deportar a los inmigrantes que había por distintas partes del país”, dijo el sacerdote.

Ni la pandemia pudo frenar su vocación de servicio y ayuda al prójimo, sobre todo a la comunidad indocumentada. 

"Se puso a la luz esa vulnerabilidad que tienen nuestros hermanos inmigrantes y esto generó una desesperación de parte mía y de mi comunidad, para decir bueno tenemos que salir a cuidar a nuestros hermanos y empezamos inmediatamente>

Junto a un grupo de voluntarios se movilizaron rápidamente.  

“Una sola palabra, un ángel, un ángel que ha ayudado a mucha gente desde la pandemia. Desde el primer día de la pandemia me habló y me dijo.. '¿Qué hacemos?' Y le digo… 'hay que hacer algo padre, hay que hacer algo, usted dirá y empezamos'", contó Miguel Hernández, un voluntario.

 
Sin faltar el termo con mate.

 

Cuenta el padre que la reciente crisis de los solicitantes de asilo le ha dejado varias lecciones.  

"Cruzan con una fe inquebrantable y una confianza en Dios, saber que Dios los está acompañando. El saber de qué no tienen que temer porque él va con ellos, yo creo que no me animaría a hacer ni el 1% de lo que hacen ellos", dijo el padre Arias.

Y de lo que más se enorgullece es ser el tutor de más de 150 jóvenes y adolescentes que han podido acceder a una visa especial para menores en este país.  

"Que es un proceso de mucho amor, de poder acompañar a estos jóvenes para que tengan un contexto de amistad, un contexto de amor, un contexto de familia".

 
También tutor de jóvenes.

 

Y como buen argentino, se apega fielmente a sus raíces, profesando el futbol como religión al ser un hincha del Club River Plate y el consumo del mate a toda hora.